Alcance y contenido:
[Transcripción]
Nueva York, 11 de septiembre de 1927./
Excelentísimo Señor Don Augusto B. Leguía Presidente Constitucional del Perú Lima, Perú /
Excelentísimo Señor: /
He recibido su amable carta, cuya lectura ha llenado mi alma de intensa y profunda emoción. Al responderla, me embarga el más honrado sentimiento de gratitud. Los generosos elogios y conceptos que Vuestra Excelencia se digna hacer sobre mi trabajo artístico tienen para mí la mayor significación. /
No me sorprende, Excelentísimo Señor, su noble carta, no porque mis méritos lo justifiquen, sino porque en usted todo lo que es grande, elevado y patriótico lo eleva a las alturas de la sublime armonía. Porque, a pesar de las múltiples actividades de su genio administrativo y poderoso, Vuestra Excelencia también piensa en el arte. Así fueron todos los verdaderamente grandes conductores de la tierra, que la historia glorificó con la inmortalidad. /
Después de treinta y siete años de ausencia, no alejamiento, de mi patria, mis obras demostrarán un día que vivo por ella y para ella. Y es mi destino que, bajo los auspicios más gloriosos, sea el más ilustre magistrado de mi patria el que me diga: "Ven al Perú. Yo te invito a venir"...
Obedezco agradecido, Excelentísimo Señor, al mismo tiempo que mi patria me envía por su conducto, y al pisar el suelo de nuestra patria querida, me pregunto: ¿Cuándo y en qué circunstancias más dignas pude poner la actividad de mi arte a su servicio, sino al fijar para la posteridad la efígie inmortal de Vuestra Excelencia?. /
Con los sentimientos de mi más alta consideración y haciendo fervientes votos por su felicidad, me suscribo de Vuestra Excelencia, Atento, S. S. /
[La firma del artista]